domingo, 3 de junio de 2007

Momento Cargado de Emoción

Sentía ganas de romper algo, pero por algún motivo, mi yo impulsivo no salía. Pero realmente quería explotar, sentía que me ahogaría si no lo hacía. Pasé cerca de una pared, y no resistí golpearla con un puño. Inmediatamente el dolor cubrió los nervios de mis manos y sentí un calor intenso en los nudillos. Me acomodé para quedar de frente a la pared. Golpeé con la mano izquierda. El dolor hizo que mi brazo cayera, y me hizo dudar antes de proseguir golpeando. Sin embargo, lancé un tercer puñetazo al muro. A partir de entonces, fueron golpes tras golpes, continuamente contra la pared. Grité y las lágrimas comenzaron a salir sin poder yo evitarlo. Sabía que la gente me miraba, pero en absoluto me importaba. Seguía arrojando golpe tras golpe, y notando, con la visión aguada, manchas de sangre creciendo en número y tamaño sobre donde mis manos terminaban. Se sentía bien, muy bien. Ya ni siquiera sentía las manos, pero sabía que si me detenía, el dolor sería insoportable, y entonces me arrepentiría.

– ¡Javi! ¡Javi! –escuché detrás de mí.

Unos brazos me abrazaron desde atrás, pero no intentaron detenerme físicamente. Es como si supieran que de así hacerlo, yo opondría resistencia. Este abrazo causó que mis puños redujeran gradualmente su velocidad, hasta que finalmente cayeron inanimados a mis costados. En ese momento mi llanto se hizo más evidente.

–Calma, Javi; por favor calma.

Los brazos que me rodeaban me soltaron, y las manos correspondientes a los mismos me tomaron delicadamente por los hombros, y me fueron girando hasta quedar de espaldas a la pared. Brazos sabios: sabían que entre más fuerza ejercieran, menos conseguirían moverme. Entonces pude verla. Alejandra me abrazó de frente, y ahí fue cuando rompí en llanto sobre su hombro.

–Ya, ya. Tranquilízate ya –me decía al tiempo que acariciaba mi cabello.

Poco a poco, mi llanto fue aminorando hasta convertirse en no más que un sollozo. Su abrazo me llenaba de paz.

Se separó un poco de mí, y me miró directo a los ojos: “Sabes que puedes contar conmigo” me pellizcó un cachete con un gesto amistoso.

Di unos pasos hacia atrás, apoyé la cabeza y espalda sobre la pared y me dejé caer, deslizándome por ésta hasta quedar sentado en el piso, brazos sobre las rodillas. Ella se me acercó, se agachó y sentó a mi lado.

–Ale… ¿Dios existe? –le pregunté.

– Para ti, ¿Cuál es la respuesta a esa pregunta? –Respondió con una buena pregunta.

– Pero si existe, ¿Entonces por qué permite que suceda esto?

–Javi, ya ha pasado un mes desde el accidente, y sé que extrañas mucho a tus padres, y sé que duele también, pero… Escucha, no puedes encerrarte en tu dolor, no te hace bien –me dijo. –Ya pasará –agregó.

–La ausencia de ellos nunca pasará –repliqué con apatía.

–De hecho, la ausencia de ellos nunca ha sucedido, porque ellos –colocó su mano en mi corazón –están, siempre han estado, y siempre estarán aquí, contigo.

Hubo un momento sin palabras en el que mi llanto se hizo fuerte.

–Ale, ¿Puedo abrazarte? –pedí con los ojos hinchados.

–Claro. Sabes que puedes contar conmigo siempre. Y no sólo conmigo, sino con todos tus amigos, que estaremos siempre dispuestos a ayudarte.

–Sentí un infernal dolor en los nudillos. Con la boca apoyada sobre su hombro pronunció la apenas entendible oración: “Me duelen las manos”.

Alejandra lanzó un ligero “Je” y dijo: “La próxima vez, te recomiendo mejor desahogarte con una almohada”

Reí lloroso.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

pues.... en este parrafo o anecdota de la vida del proximo carlos cuatemoc (jaja), como en el de sofi y paloma, se demuestra la amistad, valor en q las personas muestran su aprecio bla bla bla, un chico, el cual no tiene padres ya q estos fallecieron en un accidente, el quiere expresar su dolor pero su "yo impulsivo" no lo deja, suena raro, no?, su interior, el cual esta lleno de odio, tristeza y melancolia no lo deja expresarse segun la frase, pero el se desquita con la pared a puñetasos, esa fue la unica parte q no me gusto, suena rara la frase si se continua la lectura desde ese punto; en fin hay un final feliz llega la amiga, lo consiente, bla bla bla. jaja.

proverbio: El dolor no tiene remedio para quien sufre por lo que ama.
solucion: el remedio del dolor de javier, sabes como se llama?
preguntame ^^

atte: rafa ^^

pd: no me gusta el titulo, sin ofender ^^

Hugo dijo...

jeje, lo único que tengo que decir, es que de hecho es posible querer explotar y no ser capaz de hacerlo (Me sucedió a mí, y más aún, este escrito lo hice en ese momento - Dedicado a Wilches xD)La diferencia entre Javier y yo, es que él sí pudo explotar. Yo lo único que fui capaz de hacer, fue escribir y desahogar así mi rabia - pero logré desahogarla, tanto así, que tuve que cambiar el motivo de tanta emoción (De ira a dolor) y finalmente, de ahí que viene el nombre de la escena. Cargado de emoción (Mi emoción: Ira- la hice su emoción: Dolor)

Anónimo dijo...

la verdad ojala pudiera yo explotar de esa forma.... no hay peor forma de expresar el dolor q guardandolo dentro de tu corazon...ahogandote en el silencio y viviendo en la obscuridad q no te dja mirar las cosas buenas q dios tn para tu vida

Jax dijo...

Yo me he imaginado mil veces haciendo esto, la verdad querer explotar y no ser capaz me pasa a diario, pero aun asi he logrado sentirme como Javier, y aunque no le he dado poñetasos a una pared hasta desangrar, si escribiera los detalles de como fueron esos momentos te aseguro que, al leerlos, me harian sentir igual a lo que senti al leer "Momento Cargado de Emocion" ...XD

Anónimo dijo...

Me encanto la historia, me sentí como si yo fuera Javi, tienes un gran don para hacer transportar a las personas a los hechos que narras, espero que sigas cultivando tu vocación por la escritura.


Fabby